Shillbilly  es una cepa que no busca impresionar

Pequeña, sutil, casi silvestre, se parece a esos hongos que uno encuentra al caminar por el campo… y, como ellos, guarda una sabiduría ancestral.

Es la cepa perfecta para dar el primer paso.
Ideal para quienes escuchan por primera vez el llamado de los niños santos.
Sus visuales son suaves, como un susurro del subconsciente que te toma de la mano y te invita a mirar dentro, sin miedo, sin prisa.

Su efecto es gradual, amigable, casi imperceptible al inicio… pero no te confíes.
Hillbilly no necesita ser intensa para ser transformadora.
Es justamente en esa sutileza donde esconde su poder.
Porque mientras te relajas, mientras exploras, ella trabaja por dentro: desarma, moldea, reorganiza.
Y cuando termines, algo habrá cambiado.
La forma en la que ves el mundo.
Y, sobre todo, la forma en la que te ves a ti.

Su apariencia no grita.
Pero su propósito es claro:
rearmarte desde la raíz.